miércoles, 26 de marzo de 2008

¿QUE SERIA LA VIDA SIN HONOR?


El Lunes 23 de Marzo del presente año, por supuesto, como a las 7:pm aproximadamente, estaba revisando mi correo electrónico y me encontré con un Test que me había enviado mi querida amiga Irma Marrero. Y había una pregunta, de las más de 50 y tantas que tenía el test, que me puso a pensar. La pregunta en cuestión era la siguiente: ¿Cuando fue la última vez que lloraste? Y la contesté con sinceridad. La última vez que lloré fue el Domingo 22 de Marzo, o sea un dia antes de ver el test, en la noche, viendo la película " EL ULTIMO SAMURAI"
¡Que hermoso, que sublime es ver a una "casta" que tiene el HONOR como valor fundamental!
¿Porque, que sería la vida sin honor?
Y Yo le pregunto a mucha gente. ¿Si tuvieras la oportunidad de SER una de estas dos personas, cual serías?
¿Omura o Katsumoto? ¿El primer ministro japones o El Samurai? ¿La traición, la falsedad, la intriga o el honor, la dignidad, el respeto? ¿La miseria humana representada por Omura o la virtud, la nobleza verdadera representada por Katsumoto?
Katsumoto representa el valor, el caracter que se obtiene cuando un hombre conoce su misión y entrega todo su ser, su vida, por cumplir con su objetivo, con su deber.
Me recuerda a Bolívar.
Omura representa la oscuridad, la traición, el esconderse detrás del poder para así cometer sus atropeyos, conseguir sus beneficios a costa de lo que sea, a costa del pueblo.
Y ver a Katsumoto sufrir la pérdida de su hijo, que herido, entrega su vida para salvar a su padre; verlo cuando es humillado por Omura frente al Emperador y actuar con la nobleza que lo caracteriza, y luego ver como enfrenta la batalla que sabe que nunca ganará, con valor, con gallardía, haciendo HONOR a su pueblo, a su casta, a los SAMURAI, me hizo, como se dice en criollo, que se me "aguaran los ojos", y sendas lágrimas rodaron por mis mejillas. Como mi madre estaba cerca, traté de disimular cuando me preguntó ¿que estás viendo? Pero era tan grande, tan sublime, el sentimiento que me había despertado la película que, secándome las lágrimas, le conté lo que estaba sucediendo en la tv.
¡Con que valor, con que caracter, con que responsabilidad afronta Katsumoto el destino de su vida!
¿Cuantos Katsumotos, cuantos Bolívar, cuantos Jesus Cristos hacen falta para hacer de éste un mundo mejor?

Pero lamentablemente estamos rodeados de Omuras por todas partes.

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