viernes, 14 de octubre de 2011

VENEZUELA 1 ARGENTINA 0


Tengo que contarles esta breve historia, porque a veces suceden cosas increíbles a pesar de lo sencillas que son.
Era el día Lunes 10 de Octubre. Debido a que el fin de semana fue bastante movido, me encontraba en mi casa. Y a eso de las 10 de la mañana recibí una llamada:
Era mi amigo David, y me preguntó: Mira, ¿por fin quieres ir a ver el juego de Argentina y Venezuela?
Y pregunté: ¿Y las entradas?.
Tranquilo, ya las tengo. Tengo 3, así que llama a Orlando y a Carlos y se vienen para Puerto La Cruz, yo les consigo habitación.
Pegué un brinco e inmediatamente llamé a los amigos indicados. Por supuesto que todos dijeron que si.
Quedamos en que salíamos el Martes 11, después del medio día. A las 11 am llamé a mis dos amigos y quedamos en encontrarnos en Plaza Venezuela. A las 11:30 am, agarré mi maletín y partí hacia el lugar indicado. Llegué a las 12:30 pm. Hice nuevamente una llamada y me dijo Orlando, que esperara un rato pues Carlos venia subiendo de La Guaira. Decidí almorzar por allí mismo lo cual no tenia pensado en espera de poder hacerlo en el Guapetón, via Puerto La Cruz, donde venden unos sancochos de gallina o de res sencillamente espectaculares o un pollito frito o cochino frito con arepas hechas a leña, lo que les da un sabor exquisito. Despues de almorzar regresé a sitio convenido, llegó Orlando y a las 2:10 pm llegó Carlos, y arrancamos para Pto La Cruz. Nos fuimos por Rio Chico, lo cual nos resultó acertado ya que la vía de barlovento estaba siendo asfaltada. Llegamos a El Guapo y continuamos por la carretera de la costa. David, quien estaba en Pto La Cruz esperándonos, nos llamaba cada media hora para saber por donde íbamos. Llegamos a Pto La Cruz a las 6:20 pm. Mientras buscábamos donde estacionar se nos dieron más de las 7 PM y David llamando, desesperado por que no habíamos llegado al estadio, del cual, desde afuera, se podia sentir la algarabía de el público presente. Por fin nos montamos sobre una plazoleta donde estaban permitiendo estacionar. "Volamos" hacia el estadio". Nos encontramos con David, quien tenia nuestras entradas. Teníamos hambre pero decidimos entrar y comer cualquier cosa dentro del estadio y más tarde, después del juego, nos iríamos a cenar. Teníamos entrada para la zona VIP.
El estadio estaba prácticamente repleto, quedaban algunos claros pero había mucha gente afuera. Llegamos a nuestros puestos. La selección argentina estaba calentando motores.
Cuando salió la vinotinto aquel estadio estalló en una inmensa algarabía. Los cánticos no se hacían esperar. Dentro de todo aquel alboroto, le pregunté a David si había conseguido las habitaciones para nosotros 3. Nos dijo que al salir del partido las íbamos a buscar.
"¿ESTAS LOCO? Le dije. ¿Como vamos a hacer, donde vamos a dormir? Bueno, la verdad es que esa pequeñez no nos iba a echar a perder el partido. Luego veremos. A nuestro lado, se sentaron dos damas. David comenzó a hablar con ellas, a "echarles vaina" como decimos en criollo. Las chicas estaban a la altura. Nada de sifrinismo, nada de pantalla. Muy sencillas, alegres al igual que nosotros. Y COMENZÓ EL PARTIDO. Espero que lo hayan visto ya que no pienso contárselos por este medio. Sólo se que, como nunca antes, había gritado un GOOOOOOLLLLL como gritamos el gol de Venezuela, el de la vinotinto. 45 mil almas, al unisono.
Comenzaba a concretarse una esperanza: GANARLE POR PRIMERA VEZ, A LA SELECCIÓN MAYOR DE ARGENTINA. La fiesta estaba por comenzar. 45 mil gargantas cantándole a VENEZUELA sin parar. Y llegó el pitazo final. No hay palabras para describir tanta alegría. Pude disfrutar de un GRAN PARTIDO de fútbol. Pude ver al mejor jugador de fútbol del mundo de esta época: Lionel Messi y además jugador del BARCELONA FC. Estuvimos presentes en la historia del futbol venezolano. Algún día contaremos a nuestros nietos la gran hazaña. Lo vimos con nuestros propios ojos. VENEZUELA 1 Argentina 0. Hay esperanzas, muchas esperanzas de que en esta oportunidad podamos asistir a un mundial de fútbol de mayores: BRASIL 2014.
VAMOS A CELEBRAR. La gente no se movia del estadio. Continuaban cantando. La alegría era total. Y no era para menos. Salimos, las calles full de gente cantando, bailando, tomándose fotos.
¿Y las habitaciones? Les cuento:
...las damas que estaban sentadas al lado nuestro nos prestaron un apartamento, el cual estaba desocupado, para que pasáramos allí la noche. Y como digo siempre: "AL INOCENTE LO AYUDA DIOS" Las invitamos a cenar, era lo menos que podíamos hacer.

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